miércoles, 5 de diciembre de 2012

FIJMAN FRAGMENTADO



I.

ZITO LEMA: - ¿Piensa que su obra se identifica con alguna corriente poética?

JACOBO FIJMAN: - No. Está fuera de cualquier escuela literaria. Nunca seguí a nadie. Aunque espontáneamente me considero un surrealista. Los surrealistas son auténticos poetas; pero blasfeman y son satánicos. Un poeta tiene que estar al servicio de Dios. Y sino es que está al servicio del demonio.

(del reportaje en el Hospital Neuropsiquiátrico José T. Borda en noviembre de 1968, publicado en la revista Talismán, dirigida por Zito Lema, en mayo de 1969, un año antes de la muerte del poeta)


II.

ZITO LEMA: -Persiste en nuestras sociedades una grave e interesada confusión sobre la necesidad de la poesía y la función social del poeta. Este, día a día, ve cuestionada la dignidad que otras culturas se le reconocía como expresión de la eterna lucha de la vida contra lo inerte. Pese a ello, los poetas siguen creando y algunos, los más decididos en asumir la conciencia de la dignidad humana, enfrentan graves riesgos. ¿Qué debe entenderse hoy por ser poeta? ¿Acaso aceptarla marginación, desafiar la muerte?

JACOBO FIJMAN-Conforme la etimología de la palabra poeta: hacer o el que hace, el poeta es un hacedor de la más delicada materia. Debe ser entonces integrado en la categoría de lo Divino: el poeta es un Dios. Pero no confundamos a los poetas con los que escriben libros por vanidad o se doctoran en la carrera literaria: esos mismos que se prostituyen detrás de los premios o de las famas de cenáculos: esos pobres tontos que pretenden encerrar la poesía en un cofre, como si las palabras fueran simples joyas y no lo que son: la carnadura del alma. Esa gente no puede ser considerada realizadores de obras, creadores como lo entendían los antiguos gramáticos por ejemplo Donatus. Se olvida muchas veces que el poema para concretarse necesita de la intuición poética y ella presupone un estado despojado y muy humano del espíritu. ¿Y dónde veremos lo humano más que en el dolor ajeno? De todas formas ya no quiero hacer más cargos a esta sociedad. El Evangelio dice: "No juzgar". Además, ¿quién conoce a nuestra sociedad?, ¿o quién puede conocer otras manifestaciones que no sean las de su demencia y su congénita maldad? Buscar la verdad siempre es doloroso y el que no se anime jamás será poeta. Lo he escrito: estamos en el mundo, pero con los ojos en la noche.

ZITO LEMA -La verdadera poesía nos lleva como a niños de la mano hasta la reflexión; la intuición nos convoca al misterio ya partir de la emoción se amplía nuestra conciencia. Así como usted lo anunció hace años, será posible sentir "la luz entera de la mañana". ¿Sigue percibiendo la poesía de igual manera? ¿Hasta qué punto es superable la incidencia de la reclusión en el espíritu de un artista?

JACOBO FIJMAN -Persisto en entender la poesía como un estado de ánimo antes de la reflexión. . . y en la reflexión mi alma crece, se hace ligera. . . En cuanto a lo demás, me remito a la obra poética de Aristóteles; allí continúa estando la clave. En estos momentos de crueldad en que vivimos, y que anuncian tiempos de mayor desgracia humana, deberíamos resguardar todo lo referente a la poesía como un gran secreto, un secreto de Estado. Hay que prepararse para salvar la poesía de sus enemigos. Yo he tenido una infancia poética. Recuerdo que desde niño me llamaban "el poeta". Mi cuerpo, muy temprano, se acostumbró a alimentarse del dolor. Por eso, vivir en el hospicio no puede cambiar ni limitar mis sentimientos sobre la poesía ni dañar mi espíritu más de lo que por destino le fue reservado. Pequeño sería el artista que se dejara ganar por el sufrimiento. Por el contrario, a partir de allí comienza el trabajo.

(del reportaje en el Hospital Borda, publicado en la revista Crisis, años 70. Reproducido en Crisis Nº 49, 2ª época, en diciembre de 1986.)



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